INTRODUCCIÓN

 INTRODUCCIÓN 

El agua es un recurso vital en nuestra vida cotidiana, la necesitamos como fuente de hidratación, para la preparación de alimentos, como parte de nuestra rutina de higiene y otra gran variedad de acciones. Pero rara vez nos detenemos a pensar por qué es importante cuidarla y qué haríamos sin ella.

Los seres humanos podemos llegar a utilizar entre 100 a 300 litros de agua potable en un día para alimentarnos, ducharnos e hidratarnos, por ejemplo, se usan 5 litros de agua cada vez que se descarga un sanitario y 18 litros en la regadera, también se utiliza buena parte del agua en otro tipo de labores como limpieza de lugares, jardines, riego de cultivos etc. Sin olvidar que las industrias y fábricas la emplean también para sus procesos, devolviéndola luego de una forma inadecuada al medio ambiente como agua contaminada. Esto nos permite evidenciar la cantidad del recurso que se consume a diario en las diferentes actividades.

Ante esto, el futuro plantea varios desafíos como es la escasez del recurso como tal y su potabilización, ya que, aunque el 70% del planeta es agua, de este porcentaje un 97% es agua salada de los océanos, y el restante 3 % es agua dulce y se encuentra distribuida así: en Hielos y glaciares con un 2,5 %, agua subterránea: 0,496 %, Lagos y ríos: 0,003 %, Atmósfera: 0,001, otros: 0,5%. De esta cantidad los humanos tenemos acceso a menos del 1% de esta.

Según un informe del año 2017 elaborado por la OMS y UNICEF, alrededor de 3 de cada 10 personas en el mundo no tienen acceso al agua potable en sus viviendas.

Además, 4 de cada 10 personas no tienen ni siquiera acceso a este recurso debido a su escasez, lo que supone un total de más de 1.300 millones de personas.

De acuerdo a las Naciones Unidas, el consumo de agua ha aumentado a más del doble de la tasa de crecimiento de la población. Se calcula que, en 2025, aproximadamente 1.8 millones de personas vivirán en zonas con escasez de agua. Asimismo, un reporte publicado por la Universidad de California en Irvine reveló que los humanos estamos agotando el agua de un tercio de las cuencas subterráneas más grandes del mundo, a una velocidad tal que éstas no se pueden reponer.

Por este motivo muchos países con problemas de escasez de agua están replanteando el papel del agua lluvia pasando de considerarla un desecho a considerarla como un recurso, capaz de abastecer varias de las actividades diarias.

En Colombia, por ejemplo, el almacenamiento y uso de las aguas lluvias se ha implementado principalmente en las regiones con problemas de abastecimiento de agua potable para consumo doméstico, como lo son el Chocó, San Andrés, Puerto Carreño (Vichada), Cartagena, Cali, La Bocana (Buenaventura) entre otros, de los cuales la mayoría son sistemas artesanales, rústicos y empíricos.

Pero no solo en estas regiones existe esta problemática, en Bogotá ya también es evidente esta situación. Según un estudio realizado por Investigadores del Departamento de Ingeniería Ambiental de la universidad Central y con colaboración de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, aseguran que en un futuro, Bogotá podría quedarse sin agua suficiente para suplir las necesidades de los ciudadanos, pues el agua utilizada en la ciudad depende de sistemas naturales vulnerables al cambio climático, lo cual provocará que este compuesto pueda agotarse rápidamente, lo que conlleva a reflexionar sobre la necesidad de implementar técnicas que contribuyan a la preservación y cuidado del agua limpia.

Por tal motivo con este trabajo se pretende desarrollar un proyecto que consiste en crear un sistema de captación y aprovechamiento de agua lluvia (no potable), para ser utilizada en actividades como riego de jardines, huerta, limpieza de pisos, baños y otras labores que se puedan realizar con esta, como alternativa para el ahorro de agua potable, colaborando así con un adecuado uso del recurso hídrico y beneficiando a su vez el desarrollo sostenible de las familias, con la disminución de los gastos generados por dicho consumo que se verán reflejados en la factura del acueducto.

Este sistema consta básicamente de tres (3) componentes: captación, conducción y almacenamiento, aun cuando también existen otros elementos adicionales, como por ejemplo el interceptor de las primeras aguas (filtro) y el sistema de distribución (por gravedad), diseño que nos permitirá poner en marcha este proyecto y alcanzar los propósitos deseados.